April 02, 2014

Sobre guardar un secreto inexistente sabiendo que no existe

Uno de los pasajes finales de El péndulo de Foucault (cap. 120):

He comprendido. La certeza de que no había nada que comprender, esa debía ser mi paz y mi triunfo. Pero estoy aquí, habiéndolo comprendido todo, y Ellos me buscan, convencidos de que puedo revelarles el objeto de su sórdido deseo. No basta con haber comprendido si los otros se niegan a aceptarlo y siguen interrogando. Me están buscando, deben haber encontrado mis huellas en París, saben que ahora estoy aquí, aún quieren el Mapa. Y por mucho que les diga que no hay mapas, seguirán queriéndolo. Belbo tenía razón: «Jódete, imbécil, ¿qué quieres?, ¿matarme? ¿Pero dónde vas? Mátame, pero no te voy a decir que el Mapa no existe, aprende a buscarte la vida».

Si el interrogador de cosas ocultas nos pregunta por un secreto, tenemos que decirle que no se lo vamos a contar, aunque no haya ningún secreto que contar. Si hay un secreto que contar, que lo descubra él; si no, también.

No comments :