Un prólogo perfecto

En algún momento del año 117 d. C., la Novena Legión, que estaba apostada en Eboraco, donde hoy está York, marchó hacia el norte para hacer frente a un levantamiento de las tribus caledonias, y nunca más se supo de ella.

Durante las excavaciones realizadas en Silchester casi dieciocho siglos después, fue desenterrada, de los verdes campos que ahora cubren las aceras de Calleva Atrebatum, un águila romana sin alas, cuya figura puede verse hoy en el Museo de Reading. A distintas personas se les han ocurrido diferentes ideas respecto de cómo llegó a ese lugar, pero nadie lo sabe, así como nadie sabe qué le pasó a la Novena Legión luego de marchar hacia las brumas del norte.

Es a partir de estos dos misterios, juntándolos, que he inventado la historia de El águila de la Novena Legión.

Rosemary Sutcliff, El águila de la Novena Legión, prólogo.