April 16, 2016

Cuidado con lo que deseás

«Que, por favor, alguien vaya preso en este país por los delitos que se denuncian desde los medios pero jamás llegan a alguna conclusión. Lo que hay que hacer es penalizar. Es lo que demanda la sociedad» (Cristina Fernánez, 2002).

May 14, 2015

La diferencia entre querer algo y que algo nos guste

Aunque solemos decir indistintamente que queremos algo o que nos gusta, en el reino de la psicología cognitiva, son cosas diferentes.

Querer algo es simplemente predecir que nos gustará cuando lo tengamos o lo experimentemos.

Que algo nos guste es sentirnos bien —con disfrute y satisfacción— al hacerlo o tenerlo.

Querer algo se basa en suposiciones.

Que algo nos guste se basa en experiencias de primera mano.

«Quiero pasar más tiempo al aire libre» frente a «me gusta pasar el tiempo al aire libre».

Si queremos algo, imaginamos que va a gustarnos, de lo contrario no lo querríamos.

The Art of Manliness

May 01, 2015

A medida que aumentaba la histeria

Cuando la población mundial estaba creciendo rápidamente, Paul Ehrlich publicó, en 1968, un libro titulado La bomba demográfica. Ehrlich predijo hambrunas masivas en la siguiente década debido a la superpoblación, con estas palabras: «Hay solo dos soluciones al problema de la población. Una es la solución de la tasa de natalidad, en la cual encontramos la manera de bajar la tasa de natalidad. La otra es la solución de la tasa de mortalidad, en la cual el aumento de la tasa de mortalidad —guerras, hambrunas, enfermedades—nos encuentra a nosotros». Y concluyó: «El problema podría haberse evitado con el control poblacional».

La bomba demográfica vendió más de cuatro millones de ejemplares, y la élite universitaria adoptó la idea de que la baja fecundidad era necesaria para el desarrollo y la modernización. Grandes sumas de dinero empezaron a destinarse a programas de control poblacional. Las parejas o personas que deseaban tener una familia numerosa eran vistas como amenazas para el progreso de la sociedad.

A medida que aumentaba la histeria, dinero de origen tanto público como privado era usado en estos programas, al igual que la coerción. La India padeció bajo un programa de esterilización masiva desde 1975 hasta 1977, durante el cual nueve millones de personas fueron esterilizadas a la fuerza. China instituyó su política de hijo único en 1979. Perú esterilizó por la fuerza a cientos de miles de mujeres pobres a mediados de la década de los noventa.

PRI

April 19, 2015

Mulos violadores

«Estos mulos, formidablemente fuertes y con una resistencia impresionante, causaron disturbios constantes. Molestaban a las yeguas intentando montarlas. Las yeguas siempre se defendían pateándolos en el pecho, lo que los mulos ignoraban hasta que las yeguas, agotadas, se sometían a la violación (en una ocasión, siete veces en dos horas). Perseguían a las yeguas hasta agotarlas, robaban bandas completas, agredían a los sementales. No dejaron a los sementales cubrir a las yeguas, embistiéndolos cuando las montaban. Las pocas yeguas que los sementales cubrieron corren el riesgo de abortar por violación, ya que a los mulos les da igual si están en celo o no. Y son listos: a menudo vimos dos mulos cooperando para robar yeguas, dejando al semental incapaz de defenderlas. Las yeguas no firmemente ligadas a un semental están completamente indefensas, aunque vimos a una yegua atacar a un mulo que intentaba violar a su potra de un año» (Lucy Rees).

April 08, 2015

De pilotos que se suicidan estrellando aviones llenos de pasajeros


«En varios casos, los pilotos parecieron actuar impulsados por la sed de venganza. Uno de ellos apuntó el avión contra la casa de su exsuegra. Otro, contra las oficinas de su jefe. Y hasta hubo uno que estrelló su avioneta Piper contra un edificio de la IRS, la AFIP norteamericana» (La Nación).

February 07, 2015

Dachau

«En Dachau abundaron los episodios heroicos, a pesar del sadismo de las SS, que trataban de enfrentar a unos deportados con otros. Durante el invierno de 1944-1945, fueron diezmados por una epidemia de tifus. Mientras que los responsables del campo abandonaban los barracones contaminados, decenas de sacerdotes acudieron voluntariamente, conscientes de los riesgos, para asistir y consolar a los moribundos. Algunos murieron también» (Aceprensa).

January 31, 2015

Gris, el perro defensor de don Bosco

El barrio de Valdocco presenta hoy muy diverso aspecto del que tenía al fundarse el oratorio. Las casas, mucho menos numerosas entonces, se hallaban en partes separadas por campos incultos y matorrales, y quedaban en las afueras de la ciudad. Por esto, cuando al venir la noche don Bosco no se había aún recogido, los suyos lo esperaban con manifiesta inquietud. Las tierras baldías por donde debía pasar eran favorables para cualquier agresión, y nadie ignoraba que varios malvados habían jurado su muerte.

Todos lo instaban a tener gran precaución y prudencia, pero tratándose de desempeñar el sagrado ministerio o del interés de los niños, nada era suficiente para detenerlo.

Una vez que, entrada la noche, volvía apresuradamente de la ciudad, no dejó de sorprenderse al ver junto a sí de un momento a otro un enorme perro de color gris. Apenas si su temor duró algunos instantes, pues el hermoso animal se esmeró en acariciarlo y, sin separársele, lo acompañó al oratorio y desapareció.

En adelante, cuando, retenido por sus ocupaciones en la ciudad, don Bosco volvía ya de noche al oratorio, tan pronto como llegaba al barrio peligroso, casi nunca dejaba de presentársele el mismo perro y de servirle de custodia hasta su casa.

Se aficionó pronto don Bosco a su fiel y precioso compañero, al cual, a causa del color, llamaba el Gris. En repetidas circunstancias este perro le salvó la vida.

***

Una noche, amenazando lluvia y cubierto el cielo de nubes, camino de la Consolata al Cottolengo, repentinamente dos individuos se arrojan sobre don Bosco; uno le cubre con una manta la cabeza mientras el otro le pone una mordaza en la boca.

Don Bosco parecía perdido, cuando de pronto se oye como un rugido de furioso león y aparece el Gris, que en un abrir de ojos echa en tierra a los agresores. Se quita don Bosco la manta que lo sofocaba y ve escapar apresuradamente a uno de los malhechores. El otro, tendido en tierra, en la más crítica situación, oprimida con las patas del perro la garganta, exclama:

—¡Señor, llame a su perro que me estrangula!

—Lo llamaré si me prometes conducirte bien en adelante

—Sí, sí, pero llámelo que me nata.

Llama don Bosco al perro, y este en el acto abandona la presa. El criminal, sin decir palabra, huye a toda prisa.



***

En otra ocasión en que don Bosco volvía por la calle de San Máximo a su casa, apostado un asesino detrás de un árbol, le tiró dos pistoletazos, pero como ninguno diera en el blanco se adelantó para matarlo de otro modo, mas en el momento aparece el Gris, aterra al malvado y lo obliga a huir. En seguida acompaña a don Bosco hasta la puerta del oratorio.



***

Otra vez, el perro libró a don Bosco no ya de uno o dos conjurados, sino de una tropa de sicarios. Era también una noche en que don Bosco, tomando la calle que de la plaza Manuel Filiberto va al Rondó, volvía a su casa. De improviso un individuo armado de un grueso bastón se echa sobre él.

La calle estaba desierta. Huye don Bosco, pero el malhechor lo alcanza. Levantaba ya este el bastón para golpearlo, cuando don Bosco, movido por la inminencia del peligro, le asesta tal golpe en el estómago que, cayendo el asaltante en tierra, con voz lamentable exclamó: «¡Ay, ay, que me muero!».

Don Bosco creía estar libre, cuando una multitud de individuos que se hallaban escondidos tras los árboles se presentan provistos de bastones. No había resistencia posible. Pero he aquí que aparece el Gris y, pronto como el rayo, se pone a dar vueltas alrededor de don Bosco y, mostrando formidables colmillos, da tan espantosos ladridos que, sin pérdida de tiempo, uno en pos de otro, todos los malandrines se retiran.



***

Cierta tarde, se disponía don Bosco a salir. Como ya se aproximara la noche, su buena madre Margarita se empeñó en vano en disuadirlo.

Abierta la puerta, encuentra al perro echado de largo.

—¡Vamos, Gris, déjame pasar! —le dice a la vez que lo toca ligeramente con el pie, mas el perro gruñe amenazador y no se mueve.

—Ya ves, hijo mío —le dice Margarita—, que el perro es más discreto que tú; no debes porfiar en salir.

Todavía dos veces intentó don Bosco pasar, pero como el perro se lo estorbara y siguiera enfadado, se volvió a su habitación.

No había transcurrido un cuarto de hora cuando llega apresuradamente un vecino a advertirle que tenga toda precaución y se guarde de salir; pues había atisbado que cuatro individuos de la peor catadura, acechando en una emboscada, juraban que esta vez habían de matar a don Bosco.



***

Otra tarde, se presentó el perro en el patio del oratorio. Quisieron echarlo fuera, pero como uno de los muchachos gritase: «¡Es el perro de don Bosco!», se agruparon los niños para jugar con él. Unos se le montaban encima, otros le tiraban de las orejas, y así en gran algazara lo condujeron a don Bosco, que cenaba en el refectorio con su madre y algunos sacerdotes.

«Es mi Gris», dijo el amado padre, y el perro, mientras todos los acariciaban, sin aceptar el pan, la carne y el agua que le ofrecían, dando pausadamente una vuelta alrededor de la mesa, concluyó por ir a colocar al borde de ella la cabeza junto a don Bosco, en quien, como si quisiera significarle cariñoso saludo, fijó tiernamente los ojos.

Después de ofrecerle de comer, «Pues que nada quieres», le dijo don Bosco, «déjanos solos», y el perro, acompañado por un alumno hasta la puerta, partió.

Se comprendió pronto el motivo de la venida del perro. Don Bosco ese día hubiera debido llegar tarde, mas conducido en coche por el marqués Forrati, estuvo de vuelta mucho antes de lo que era de esperar. El Gris había, pues, querido asegurarse de que don Bosco estaba en casa.



***

En el otoño de 1866, don Bosco vio una vez más a su maravilloso guardián. Se encontraba en Murialdo de Castelnuovo, su patria, y debía volver a Moncucco para visitar a uno de sus amigos. Era llegada la noche y fuerza era pasar por bosques nada seguros.

«¡Ah!, ojalá tuviera yo a mi Gris», exclamó, y en el mismo instante se halla el perro a su lado. Lo acompañó todo el camino, y si bien no se presentó el caso de defenderlo de asesino alguno, le prestó todavía un importante servicio con librarlo de dos enormes perros molosos, guardadores de viñas. Se sabía que estos eran una seria amenaza para los transeúntes, y, en efecto, acometieron a don Bosco, pero el Gris se las compuso con ellos de tal manera que los hizo retirarse aullando de dolor.

Apenas hubo llegado a su destino, cuantos lo esperaban a cenar quedaron admirados de la hermosura del perro.

«Qué precioso animal tienes —le dijeron—. No lo conocíamos, es de magnífica raza». Le ofrecían al Gris toda clase de golosinas sin conseguir que probase ni una sola.

Algunos jóvenes clérigos, extrañados de semejante obstinación, resolvieron encerrarlo en una pieza. «Cuando haya ayunado doce horas —dijeron— le será necesario comer o beber».

A la mañana siguiente llegan a darle libertad. El prisionero había desaparecido. ¿Cómo? Puertas y ventanas estaban perfectamente cerradas.

Jamás se ha sabido de dónde venia este perro ni adónde iba luego de cumplir su objeto. Nadie lo conocía.



Carlos D’Espiney, San Juan Bosco, «El perro defensor de don Bosco».

January 12, 2015

Los caballos son espejos

«[La equinoterapia] se fundamenta en tres principios básicos: la transmisión del calor corporal, de impulsos rítmicos y de un patrón de locomoción equivalente al de la marcha humana. El caballo es un ser sanador a través de su lenguaje corporal y emocional, y sirve de espejo al alma humana. Esta es una información muy valiosa que el caballo le devuelve a la persona para reflexionar sobre lo que le está sucediendo en su interior, que muchas veces no coincide con su lenguaje verbal» (Julieta Malleville).

December 07, 2014

Una curiosidad misteriosa

«Una curiosidad misteriosa fue una yegua torda que amamantó a dos potrillos alazanes del mismo tamaño. En el caballo, los gemelos son rarísimos. En condiciones naturales, no sobreviven los dos; en condiciones tan duras, aún menos. Es decir que no podían ser gemelos. Tampoco es normal que una yegua adopte un potrillo, ya que la yegua normalmente se separa de la manada durante el parto y el vínculo maternal es fuerte y exclusivo. La mejor explicación puede ser que un potrillo es de una hija de la yegua y que los dos nacieron al mismo tiempo y juntos. Había otra yegua parecida y más pequeña cerca, pero no las observamos las suficientes veces como para asegurar lo que había pasado» (Lucy Rees).